Padres del dolor

El editorial de Pablo Rossi cavila acerca de la descomposición social y política que multiplica la violencia, los crímenes y el dolor de padres y madres que pierden a sus hijos a manos de la inseguridad.
Pablo-Rossi

Por Pablo Rossi *

Pedro Sabo es un padre del dolor. Juan Carlos Blumberg es un padre del dolor que conocimos en 2004. Expresan el dolor de lo irrecuperable. Son los padres de los hijos muertos. Pero estamos también acompañándolos los padres de los hijos hartos. Los padres de los hijos que no ven horizonte en la Argentina.

Distintas encuestas muestran que 8 de cada 10 centennials se irían del país si pudieran. Y que 2 de cada 3 millennials, si tuvieran la chance, abandonarían la Argentina. Hemos convertido a esta patria de una tierra de inmigrantes y de hijos de inmigrantes a una tierra de padres de emigrantes. Así de dramática es la situación.

La tía de Joel Sánchez, el joven de 17 años que quería ser gendarme, era empleado de una panadería y fue asesinado en José C. Paz, le pedía a la gente que piense antes de votar el domingo pasado.

Hay algo que va más allá de los partidos políticos. Hay algo que va más allá de la oferta electoral. Hay algo que tiene que ver con un hartazgo y un clamor de una calidad de vida mínima y digna. Hay algo que choca contra las estadísticas, que se hacen añicos. Es la calidad de vida, es la sensación de tener una ruleta rusa.

¿Cómo hacemos para asegurarnos una sociedad vivible? ¿Cómo hacemos para decirles a nuestros hijos que tiene sentido quedarse?

¿Escuchó a la mamá de Joel cuando contó que su hijo quería ser gendarme porque los gendarmes son llevados a distintas partes de Argentina y poder conocer otros lugares de nuestro país? ¿No se le estrujó el corazón? Un chico que no había tenido vacaciones nunca.

O sea, tenemos los hijos muertos, los hijos hartos y los hijos zombies, aquellos que no estudian ni trabajan. Los que no tienen un futuro más que, ¿qué cosa?

¿Un plan? ¿Dos planes? ¿Ser soldaditos del narcotráfico? ¿Ser soldados de las agrupaciones piqueteras? Es dramática la Argentina.

El mandato que recibimos de nuestros abuelos y tatarabuelos inmigrantes fue el de hacer de esta tierra una tierra vivible para todos. Para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.

Una vez les abrimos las puertas e igualamos los derechos. Vinieron en esos barcos con sus mudas de ropa. Se distribuyeron por la Argentina. Se fueron por Córdoba, por Santa Fe, por Entre Ríos y fundaron colonias.

Por eso, los que nos unimos al llanto de los padres del dolor nunca nos imaginamos el abismo que tienen estos padres. Pero los que los acompañamos tenemos que tener conciencia de dónde están los valores, quién defiende a los delincuentes, quién construye desde el delito y quién lo combate. No se puede estar medio a favor de la ley. O la estás cumpliendo o la estás violando.

La política tiene que dejar en claro de qué lado va a construir. Y creo que todos padecemos y todos hemos abierto los ojos. Las cosas están pornográficamente exhibidas. Los padres del dolor nos están diciendo algo. Sus hijos muertos, nuestros hijos hartos o los hijos zombies nos demandan otro país. Este no da para más.

* Editorial de Pablo Rossi en Hora 21 por La Nación Más

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