Por Pablo Rossi *

“Si agarran un chorro, ponelo en las cámaras de televisión. Mostrale la cara y donde vive. Que tenga un poco de vergüenza para que acá la gente sepa. Pero acá en este país les tapan la cara, los protegen. Si ayer acá a la gente que iba a protestar le tiraron gases lacrimógenos y yo veo que los piqueteros van a hacer los cortes todos los días y los protegen”, dijo hoy el padre de Roberto Sabo, el quiosquero asesinado en Ramos Mejía.

Desde el dolor, este hombre con su naturalidad y su lucidez nos está mostrando una foto de la Argentina. Se protege al piquetero y se desampara al ciudadano de a pie.

No hemos visto gases lacrimógenos ni ninguna acción de la policía cuando, por ejemplo, un grupo de manifestantes ingresaron al Ministerio de Desarrollo Social y violentaron un edificio público. Sin embargo, ayer las fuerzas de seguridad en Ramos Mejía si estaban pertrechadas contra los vecinos que demandaban justicia para Roberto Sabo.

La pregunta política frente a este gobierno y todos su adláteres es cuál será la respuesta de aquí en más. ¿Gases lacrimógenos para los que no forman parte del país? Ramos Mejía es como una isla en La Matanza, es el lugar de la clase media matancera porque el resto del distrito es de una pobreza abrumadora.

Casualmente, en Ramos Mejía suele triunfar electoralmente la oposición y no el peronismo, que gobierna el municipio desde hace 38 años. ¿Todo lo que pasa en Ramos Mejía será casualidad?

La zona liberada, la impunidad con la que se manejan los delincuentes, las señales del poder de que no importa lo que haga un delincuente, ¿tendrán que ver con que, así como Córdoba no está alineada y no forma parte del país, se opera de esta manera en los lugares donde no se vota al kirchnerismo ?

No es que yo tenga una imaginación perversa. Ya dejaron a Córdoba sin Gendarmería e inerme durante un motín policial. Por eso todo es válido para plantear interrogantes frente a la concepción ideológica del oficialismo.

Si no estuviera primero la ideología, uno podría hablar simplemente de mala gestión o carencia de un encuadramiento lógico de seguridad. Pero cuidado con subestimar el componente ideológico de la facción kirchnerista.

El propio padre del quiosquero asesinado lo planteaba. Cuando el kirchnerismo no quiere enfrentar algo, lo subestima. Así ocurrió con los seudomapuches que usurpan tierras en el sur.

¿Es porque no tienen la suficiente información o porque están avalando? Cuando convierten en tierra liberada las manifestaciones, sean violentas o pacíficas, de los piqueteros y los clientes del pobrismo, ¿por qué lo hacen?

Para la clase media, siendo por los banderazos durante la cuarentena o con el legítimo reclamo desde el hartazgo y la angustia del ciudadano de a pie que no soporta más ver cómo sus hijos pueden ser masacrados, se reservan los gases lacrimógenos. ¿Esta es la vida que queremos?

* Comentario de Pablo Rossi en Hora 17 por La Nación Más